martes, 10 de noviembre de 2015

Ella estaba sentada en el micro sin pensar mucho en nada. De pronto miró al suelo… no de pronto, estaba mirando al suelo, pero sin ver nada realmente. Empezó de pronto a fijar su mirada en  las cosas. Sus pensamientos se detuvieron y empezó a observar. Recién ahí de pronto vió, muy cerca de ella, que alguien más calzaba sus zapatillas. Se emocionó, quizá sintió que alguien más podía ser como ella. Solo miraba de reojo las zapatillas. Me gustaba pensar que otra persona más podía ser como yo, sin saber bien mucho que significa eso.

Empecé a mirar sus zapatillas y notar las diferencias. Sus pasadores son de otro color. Igual que las rayas fosforescentes. Esas tiene rayas naranjas chillón, las mías amarillas. Entonces ella pensaba que eran parecidos, ya no eran iguales, eran parecidos. La emoción igual existía. Igual podríamos estar en el mismo conjunto si empezamos a agrupar todos los zapatos del micro.

Desde donde estaba sentada ella solo veía las zapatillas así que, por supuesto, empezó a buscar al dueño de las zapatillas. ¿De quién son? ¿A quién me parezco? No se veía con claridad desde donde estaba cómodamente sentada de quien eran así que tuve que moverme un poco y ladearme a la derecha, saliéndome de mi sitio y hasta incomodando un poco a mi compañera de lugar. Eso no le importaba mucho, porque ella quería saber a quién se parecía.

La persona por fin tuvo cara, era un chico alto, que tenía un jean, pelo corto y barba. Ahora ella sonreía y tenía ganas de decirle “¡HEy mira nuestros pies! Nos parecemos ¡Podemos ser amigos!” por alguna razón me emocionaba sentir que podíamos tener algo en común, tenía ganas de hablarle, y también tenía ganas de que el se diera cuenta que nuestros pies, hacían match.


Probablemente era unas ganas románticas de encontrar alguien nuevo en su vida. 

sábado, 12 de septiembre de 2015


Dos años y catorce días es mucho tiempo. Cuántas cosas hemos vivido en ese tiempo. A mi me pasa que cuando estoy feliz, muy tranquila o disfrutando mucho no tengo esta necesidad tan grande de escribir como en momentos de frustración, tristeza, molestia, ira, desolé y etcéteras… así que si me dices que son dos años y catorce días pienso que podría ser que esos años han sido buenos… pero sé que no es del todo cierto… solo era lo primero que pensé y debía escribirlo.

Siempre me ha gustado regresar, así como tu lo has hecho y reencontrarme conmigo, es extraño, gracioso, a veces frustrante. Darse cuenta que las cosas siguen igual puede ser tanto positivo como no. Darse cuenta y regresar en el tiempo y ver que como siempre hay constantes en mi vida, personas que están ahí y siguen presentes aún es maravilloso. Regresar en el tiempo y ver que siguen temas estancados, mismos rollos una y otra vez es una cagada. Y así… al fin y al cabo eres tu contigo misma.

Entiendo totalmente ese sentimiento del que hablas. Es una porquería. Fue por buen tiempo un ida y venida para mi... y probablemente aún lo es. Sentir que alguien que quieres tanto y te hace tanto bien está acá, pero sabes que se va pronto. Que se vaya… tener poco tiempo para “disfrutar”, sentir luego que ese tiempo no fue bien aprovechado y etcéteras.

Nos hemos acostumbrado a que todo sea banal, conversaciones superficiales, de rutina, es horrible. Detesto la velocidad a la que va todo. No nos detenemos a preguntarnos y preocuparnos realmente por saber cómo está la persona que tienes en frente. Y eso es lo que realmente importa al final de todo. No es la tesis, el trabajo, el tráfico, el cansancio… de nada nos sirve todo lo que hacemos si no nos vemos a nosotros mismos y a los demás. Si no nos preguntamos cómo está nuestro corazón. ¿Estamos tranquilos/contentos/en paz?

Estos últimos meses he aprendido a compartir más de mí. Si alguien me pregunta cómo estoy ya no respondo con el clásico bien. Ya si alguien me lo pregunta se fregó, porque va a escucharlo realmente, o al menos eso intento. Esa máscara de la que hablas todos la usamos, es más fácil decirle a todos “chévere conmigo” como dices. Porque claro, no tienes que enfrentar todo el rollo que está dentro. A veces, muchas veces, he pensado que si no decimos las cosas en voz alta no son tan reales…

Hay personas que marcan nuestra vida de diferentes formas, así fuertes. Que te dan cosas que solamente esa persona puede darte… que por más que intentes buscarlo en otra no lo llegas a conseguir y no llena de la misma forma. Ese es el efecto que tiene el en ti.

Es frustrante sentirse así, esa pena que tienes… se va de a pocos, aceptando que el tiempo ha pasado… que hemos crecido separados y que no con todos “las cosas siguen iguales”. Ese recuerdo al que te aferras es justamente eso… y probablemente no puede salvarte de ti misma como antes porque ya no es esa persona que recuerdas. Hemos crecido separados. Esas heridas abiertas de a poquitos volverán a cerrar. Seguramente ya no puede ofrecerte eso que quieres, pero yo creo que igual es de las buenas amistades… solo hay que encontrarle la forma para que funcione…

Saber que personas que quieres tanto están mal, y no poder hacer nada para quitarles la pena para mi es frustrante. A veces rezo pidiendo exactamente eso… “quítale esta pena”… jaja literalmente pido así. Pienso que en alguna parte hay un botón que aprietas y listo –chaupena- pero no funciona así. Solo queda acompañar… solo queda acompañar y asegurarte que de a poquitos la pena se va yendo. Y lo que intento es asegurarme que ese espacio que deja la pena se llene con otras cosas.

No puedo quitarte el miedo ni la incertidumbre que sientes respecto a tu futuro. Me encantaría encontrar un sobre que contuviera las indicaciones de lo que necesitas para que te sientas tranquila, para salir de ese “hoyo”… algo que ayude a que te enfrentes a eso que te cuesta… pero no resuelvo como hacerlo yo misma… pero si puedo acompañarte y recordarte que es lo que te toca ahora enfrentar en este momento… si puedo decirte que está bien que tengas miedo, solo no dejes que ese miedo te paralice y no te permita seguir avanzando y crecer. Puedo recordarte que eres una persona maravillosa y que tienes lo necesario para poder enfrentarte a lo que decidas…

Puedo decir con certeza que eres una de las amistades más valiosas que tengo, me siento bendecida de poder contar contigo siempre y voy a seguirte el paso hasta donde nos toque, y espero que eso sea muchísimo tiempo más. Y que si se te parte el corazón en mil pedacitos, como dijo, te ayudo a buscar todos y cada uno de ellos para darle forma de nuevo. 

domingo, 2 de agosto de 2015

Me he quedado pensando en Lorena… se quedó en mi cabeza y de pronto empecé a sentir la pena que pienso que pasa… esa sensación de sentir que “jugaron con ella”… no sé bien como ponerlo en palabras… es curioso cómo no existen palabras para todas las cosas que sentimos y de pronto la metemos a un saco… y ya la catalogamos “pena” “alegría” “miedo” “euforia” “más” “más” y “más”… pero no es realmente eso, son como mezclas de sentimientos tipo pena/frustración desolé/saudade alegría/rabia angustia/miedo y así etcs de combinaciones, entonces no tengo las palabras para describir que siento que Lorena puede estar sintiendo… no la conozco y todos reaccionamos diferente a las cosas. Yo no creo que tu intención en ningún momento haya sido hacerle daño… pero creo que es una de las primeras preguntas que yo me haría ¿Por qué me hizo eso? ¿Por qué no me dijo? ¿Por qué todo termina así? De pronto… si todo estaba bien. Creo que es difícil a veces, muchas veces ser sinceros, creo que cuidamos mucho lo que sentimos o decimos… o también creo que pasa a veces, que no miramos mucho lo que realmente sentimos… pasa el tiempo y si no estamos atentos a nosotros mismos, si no nos detenemos a mirarnos nos vamos al hoyo, porque claro, pasa que no me di cuenta que todo este tiempo lo que estaba sintiendo ya no era lo mismo… “nadasepierdesolosetrasforma” todo cambia tanto todo el tiempo que es un remolino. La vida se vuelve un fucking remolino si no nos revisamos y limpiamos cada cierto tiempo. A mí me da mucho miedo a veces hacer esas revisiones, me da pánico volver a momentos o personas que ya siento que están en orden. Que ya no hay ningún issue ahí para revisar… y regreso y lo hago y vuelven fantasmas. Cada vez menos, porque estoy aprendiendo o forzándome a lidiar con todo esto… Pienso en Lorena y quiero decirle que espero que esté bien y que está bien que se sienta mal o triste, que las cosas no van a estar bien ahorita, y probablemente le tome un tiempo… pero que al final va a estar bien de nuevo. A veces no coincidimos en tiempos con las personas que querríamos, a veces si coincidimos, pero no dura lo mismo… quizá eso pasó. Coincidieron, pero tu tiempo y el de ella tenían diferente duración… y ya. Y claro, que cagada… pero si pues, que cagada c’est la vie… la fucking vie que nos toca y que muchas veces duele, pero que suerte que muchas veces, más que de las que duelen, es linda, es muy rica, es deliciosa, y no pienso en ningún postre cuando lo escribo… se me viene a la cabeza un parque gigante con algunas flores a los costados, no sé porque pienso en flores lila… pienso en mi familia, pienso en algunos pocos amigos a mi lado y yo estoy carcajeándome, pienso en mis alumnos conmigo en el recreo jugando “ha llegado una carta”… pienso en sentarme toda una tarde a tocar guitarra y cantar en calma…. Pienso en mis clases de piano de niña y me acuerdo cuando murió mi abuela el año pasado y lloré mucho, recuerdo que me senté a su lado muy triste, pero a la vez con mucha tranquilidad de saber que vivió rico ella también, ahí tenía tristeza/pena/tranquilidad/alegría y mil más… una roller coaster, pero un día lindo.  Pienso en las cajas que guardamos… pienso ahora en cómo me aferro a esos recuerdos bien cuidados ahí dentro… y me pongo a pensar si es realmente necesaria… tengo memoria de esos recuerdos tan en mí que no sé si es necesario además el recordatorio físico de todo. tengo una memoria muy paja… mis recuerdos están llenos de emociones, recuerdo muy bien los lugares, mi posición y la de las personas, en algunas cosas muy marcadas olores o sabores, tonos de voz, risas de las buenas… lágrimas… Todo tiene doble jugada pues... un problema que tengo es que he construido un “gran muro” a mi alrededor… un muro que ahora que pienso en las cajas debe estar construido justamente de eso… me he ido cubriendo y guardando con esos recuerdos que no dejan que alguien entre o que yo salga. Quizá lo que toca ahorita es mandarle una buena patada y que las cajas salgan volando olímpicamente y ponerle un slow motion para ver como todo se va alejando en cámara lenta… y de paso para ver cómo voy sintiéndome yo… pero claro… esta soy yo hablando desde lo más cómodo de mi ser… hay un libro que me encanta que se llama “El corazón en la botella”… es precioso y definitivamente puedo identificarme con el personaje de ese libro. Está tan metido ahí… cuidado… quizá mucho… que problema y qué melancolía siento de pronto. Creo que es importante estar consiente de todo. Creo que es algo que me dijiste ayer también. Un buen paso para este sentirse cagado es saberse así, cagado. Reconocerse así… porque ¿cómo carajos sales de algo en lo que ni siquiera sabes que estás? Por momentos logro hasta disfrutar todo este sentir del mal. Porque estoy creciendo con esto al fin y al cabo… pero otras veces quisiera ser niña de nuevo y tener que preocuparme de cosas tan sencillas como tajar mis colores para poder seguir dibujando o quien me acompañará al parque para jugar. Otras veces quisiera ser un pájaro y solo tener que preocuparme de conseguir gusanos para comer y volar a donde sea/quiera.


domingo, 19 de julio de 2015

Hola Rigo, es buen tiempo el que no te pienso/hablo/busco y así varios lalalas… te cuento que he tenido días muy grises, muy tristres… días en los que me metía debajo de una manta solo para pensar y sentirme y sentirme mal y más mal…. Días en los que estaba muy asustada… dejé de orar y de dejé de hablar casi Rigo, dejé de ser yo. No me reconocía… andaba muy triste.
 Los días van avanzando y creo que poco a poco voy regresando a quien soy. Eso me da demasiada tranquilidad. Ya regreso a disfrutar las cosas… ya regreso a reirme en algunos momentos… estoy sintiéndome más yo, cristina cro croc cri cris y mis todas yo están reapareciendo.

Hablaba con Samira, y le contaba acerca del árbol de lúcuma…
Un día cuando era niña, o quizá no tan niña, mamá hizo un día helado de lúcuma, siempre me han parecido semillas hermosas…tienen un color precioso como de madera, y además una textura tan lisa…  Decidí germinar esa semilla, le puse su algodoncito y en un platito pequeño empezó la aventura de esta plantita… y así como ahora en clase de Ciencias vemos el día a día de la planta acompañé la salida del tallo, de las hojas, las raíces gruesas de esta pequeña…. Pasó  después a un poco de pezziduri vacío y su siguiente habitación fue una maceta, después otra un poco más grande. Cuando ya tenía su tamaño Abicha me dijo que esa planta ya necesitaba un jardín, que necesitaba estar en la tierra. Entonces hablé con mis papás para ver en qué jardín la pondría y cuál sería su lugar…. pero no me dejaron plantarla en casa así que la planta siguió en su maceta. En una de sus visitas Abicha decidió llevarse mi planta y cuidármela ella. Me dijo que en su jardín había espacio y que ella se haría cargo. En cada visita que hacía a su casa siempre veía como de a poquititos fue creciendo hasta ser un arbolito de tallo delgado con varias hojas verdes, una piltrafa de árbol, pero hermoso para mi… mi arbolito de lúcuma… cuidado por la abuela.
Pasó el tiempo y Abicha vino a vivir a Lima, la casa de Santa Clara se quedó vacía, ya nadie la cuidaba. Abigail se escapaba de vez en cuando en un taxi a su casita y seguramente en esas idas y vueltas le echaba un poquito de agua a mi arbolito…. Y así siguió sobreviviendo…. Los años pasan y la casa de Santa Clara se pone en venta… todos piensan en los bonitos recuerdos que pasaron ahí… yo también y además pienso en que en esa casa está mi árbol… pienso que hay uno de los recuerdos más bonitos que tengo con la abuela sembrado en esa tierra, pienso que si alguien compra la casa se quedará con ese árbol, que si quieren hacer un edificio el arbolito desaparecerá y empiezo a buscar la manera de traerme ese recuerdo a Lima. Abicha nos deja, y con mayor razón me aferro al recuerdo de ese árbol, que ya no veo hace tiempo, que mi primo dice que ya debe estar muerto, que todos dudan que siga con vida si nadie lo ha cuidado… y voy un día a recoger cajas con mamá y las tías y lo encuentro vivo, retomo mi cometido de trasplantarlo… Mi tía se compra un terreno en El Carmen y le pregunto si puede ir mi árbol… que si logro llevarlo puede ir…  pero no es tan fácil trasplantar un árbol, menos cuando ya ha crecido tanto, ya tenía más de dos metros de alto, sigue flaquito pero sus raíces deben estar bien arraigadas a este suelo que tanto cuidó mi abuela… me dicen que para trasplantar un árbol necesitas llevártelo con un diámetro determinado de tierra… no puedes sacarlo como una mala yerba, sacudir la tierra y ya…
Al final se da la compra… la casa tiene nueva dueña, mi prima, la casa se queda en la familia. Hoy he visto el árbol y está más grande, está hermoso, a mis ojos…. Es hermoso verlo con vida, sobreviviente… sabía que lo iban a seguir cuidando y se mantuvo vivo…
Y yo no dejo de pensar en ese diámetro de tierra que necesitaba para que me lo pueda llevar, sin ese diámetro de tierra no podría sobrevivir en otro lado, prender en otra tierra… está aferrado a ese diámetro de tierra que le ha permitido estar con vida todos estos años… y pienso en ese diámetro porque creo que todos nosotros, así como este árbol, tenemos nuestro diámetro de tierra, tenemos este círculo que nos rodea que es necesario para poder mantenernos de pie, tenemos este diámetro para lograr sostenernos, para poder ir a cualquier lugar, pero con este diámetro…
Mi diámetro está compuesto en primer lugar por mi familia, mi papá, mamá y hermanos son lo más importante que tengo, y a donde sea que vaya los llevo conmigo, he crecido gracias a Dios en esta familia, loca pero hermosa. Abuelos maravillosos, tíos hermosos, primos hermanos…. He crecido sintiéndome amada… pero en este diámetro también tengo un grupo de amigos, con los que no necesariamente he crecido, pero que a lo largo de mi vida han ido entrando… como así he tenido amigos que han  pertenecido a este diámetro de tierra pero ya no están… pero estoy segura que el tiempo que estuvieron fue el tiempo que debían estar y en su momento me ayudaron a sostenerme y a darme fuerzas… o me acompañaron.
Hoy me he reencontrado no solo con este árbol hermoso que ha crecido, que me recuerda todo el amor que Abicha entregó siempre a la familia…. También me he reencontrado conmigo, me he reencontrado con este sentirme mejor, sentirme tranquila, sentirme amada… y reconocerme frágil, me he dado cuenta que no necesito estar ni hacer todo sola, porque así como este árbol, yo también tengo mi “diámetro de tierra” que me permite mantenerme y en el que me debo dejar descansar… no me resulta fácil, aceptar que no puedo sola, que necesito de más, pero qué bonito ha sido el día de hoy sentarme frente a este árbol, con mi familia cerca, conversando, recordando a la abuela, viviendo rico… sentarme frente a este árbol, encontrar la tranquilidad y respirar bien profundo. Después de mucho tiempo me he reencontrado con mi planta y está feliz y está viva. Y estoy feliz. Hoy la vi de nuevo y respiré de nuevo tranquila.

Este es un motivo para decir con Dios.

¿Sabes Rigo? Abicha sigue acá.